Por: Diana Acosta

¿Alguna vez te has vuelto consciente de que estás dentro de un sueño?

En un momento estás sobrevolando campos de algodón de azúcar, de lo más normal, y al siguiente, tu cerebro dice: “Esto no es real.” Ah, pues gracias…

Bueno, ahora imagina que sigues en tus campos de algodón de azúcar, sin preocupaciones en la vida, cuando escuchas a Dios diciéndote: “Esto no es real.” Escalofriante, ¿no?

Pues esto le sucedió a uno de los sujetos del experimento más reciente y emocionante sobre el sueño.

Cuatro equipos independientes en Francia, Alemania, Países Bajos y Estados Unidos fueron los encargados de reclutar a treinta y seis voluntarios, con el fin de establecer contacto al estar ellos dormidos. Entre los participantes se encontraban quienes ya tenían experiencia con sueños lúcidos y quienes nunca los habían experimentado, pero recordaban ocasionalmente sus sueños. Había también un voluntario que sufría de narcolepsia, pero quien además era un ávido soñador lúcido.

La primera etapa del experimento se enfocó en entrenar a los participantes. Mientras estaban despiertos, se les mostraban señales específicas, como estímulos luminosos o auditivos, mismas que les serían presentadas cuando estuvieran en los brazos de Morfeo, con el propósito de que, al percibirlas, los voluntarios fueran capaces de reconocer que se encontraban dentro de un sueño.

Para establecer comunicación y confirmar su carácter bilateral, se les pedía a los participantes que respondieran preguntas simples de “Sí” o “No”, así como problemas básicos de matemáticas, cuyas respuestas eran transmitidas a través de sus movimientos oculares.

“Desde los 80 hemos sabido que los soñadores lúcidos pueden comunicarse desde sus sueños utilizando estas señales.”, mencionó Karen Konkoly, primera autora del estudio y actual estudiante de doctorado en Northwestern University.

“Pero, lo que nosotros nos preguntamos fue: ‘¿Podemos comunicarnos con ellos desde fuera? ¿Podemos preguntarle cosas a las personas que ellas puedan escuchar en sus sueños y tener una conversación más significativa?’”, señaló Konkoly.

La respuesta es: probablemente.

De las 158 pruebas que fueron llevadas a cabo, en 18.4 % de las ocasiones los participantes dieron respuestas coherentes y correctas. Otro 17.7 % de los experimentos mostraron resultados inconclusos en cuanto a si los sujetos estaban respondiendo. Un 3.2 % del tiempo, las respuestas fueron incorrectas. Sin embargo, la mayor parte del tiempo los voluntarios no respondieron siquiera, representando un 60.1 % del total de pruebas.

En una entrevista a The Scientist, Kristoffer Appel, segundo autor del estudio, declaró: “El hallazgo principal fue el descubrir posible la interacción con una persona dormida, … y conseguir respuestas en tiempo real, sin que ella despierte.”

En su opinión, las aplicaciones prácticas que puede tener este hallazgo van desde el aprendizaje durante el sueño, hasta psicoterapia e incluso terapia de las pesadillas. Por su parte, Konkoly postula que podríamos asistir en el proceso creativo: “Algunos individuos utilizan ocasionalmente los sueños lúcidos como fuente de inspiración y creatividad.”. Piensa también que, con ayuda externa de un partido completamente alerta, este proceso podría ser manipulado a voluntad.

“[Podríamos] combinar las ventajas lógicas del estado de alerta con las ventajas creativas del estado de sueño…”, puntualizó.

Así, es posible trasladar los sueños más increíbles a nuestra realidad, sin vernos limitados por lo poco que recordamos de ellos al despertar. Si bien, dentro del estudio se obtuvieron respuestas -hasta cierto punto rudimentarias- la conexión ya está abierta. No queda duda alguna de que, este experimento y sus hallazgos, sentarán un precedente para la futura exploración de los territorios más fascinantes y misteriosos del universo: nuestros sueños.

Foto de portada: Stefan Keller