Por: Karla García

Hace unos días, se llevó a cabo la conferencia virtual “Cultura pop y política de los Estados Unidos”, en donde profesores de la Escuela de Ciencias Sociales y Gobierno del Tecnológico de Monterrey hablaron del peso que tienen algunos aspectos y personalidades de la cultura pop dentro de la política de ese país.

Iza Sánchez, profesora del Departamento de Comunicación Política y Relaciones Internacionales, abordó cómo eventos de talla internacional, por ejemplo los Juegos Olímpicos, son usados por personajes públicos para su beneficio e intereses políticos. Estos acontecimientos, han permitido además reflexionar sobre el papel de los afroamericanos en los movimientos abolicionistas dentro de Estados Unidos, mostrando que, para algunos, eran esclavos, y para otros, deportistas destacados dentro del deporte mundial.

La profesora Sánchez se centró en el racismo que ha ocurrido a lo largo de los años en el ámbito deportivo, destacando la trascendencia de los movimientos políticos que han permeado en el mundo por medio de figuras, como LeBron James o Colin Kaepernick, quienes se han manifestado durante los partidos y expuesto el disgusto de los grupos marginados y violentados, para visibilizarlo significativamente ante los medios nacionales e internacionales; además de servir como modelo para otros jugadores importantes dentro de sus respectivos deportes, quienes han viralizado sus posturas en contra del trato a los afroamericanos.

También se refirió al sexismo y el papel de las mujeres al demandar trato justo, inclusión e igualdad de pago; lo que termina como un tema de posicionamiento para los partidos políticos por su apoyo o descontento a estas causas.

Por otro lado, el profesor Paul Farías, habló de cómo los elementos de la cultura pop sirven a la política exterior del país, en este caso, la música, para expresar un momento de hegemonía y liderazgo de los Estados Unidos, con personalidades como Bruce Springsteen o el canal de realities -antes videos musicales- MTV.

Él recalca que, este mismo patriotismo lo podemos encontrar en discursos que contradicen a aquellos que resaltan la grandeza estadounidense, como en el caso de Nirvana, mostrando así las “luces y sombras de lo que está sucediendo en ese país”, y que ahora, la que fue potencia musical por mucho tiempo ha perdido terreno, gracias al fortalecimiento de otras industrias, como la asiática y la latinoamericana.

Por último, tenemos el foco hacia Hollywood que el director nacional de la carrera de Gobierno y Transformación Pública, Miguel Toro, analizó a partir de la visión estadounidense después de la Segunda Guerra Mundial y la Guerra Fría, y que recluía las posturas políticas de izquierda, incluso en sus contenidos.

Él señala que “cualquier historia puede ser potencialmente política” y que esta regla no excluye a la cinematografía. Menciona el caso del 40° Presidente de los Estados Unidos de América, Ronald Reagan, quien, antes de ser político, era conocido por su carrera como actor; y después de su elección presidencial, apareció en el cómic de DC Batman: The Dark Knight Returns, protegiendo al país junto a Superman.

Toro rescata que siempre ha existido esa influencia en los creadores de historias, aunque a momentos los obligaban a racionar el contenido que pudiera malinterpretarse con los ideales de la nación.

Hoy en día, podemos ver esa facultad en la representación de minorías y grupos de interés político y social dentro de películas muy taquilleras que tienen a protagonistas afroamericanos, como Black Panther, o a mujeres con roles principales en películas de acción, como Wonder Woman y Capitana Marvel, además de la incorporación y reconocimiento de personajes latinos en la pantalla grande y premiaciones internacionales, como el caso de Roma en 2018.

“Las historias permiten contar visiones distintas del mundo, nos permiten reflexionar sobre nuestro entorno e inspirar a otros, cuestionando el equilibrio político y socioeconómico en el que vivimos.”, manifestó el Director al cerrar la conferencia, remarcando la importancia de que las narrativas, sean en cine, música, deportes o en figuras públicas, son la mejor forma de plantear masivamente los debates políticos que toda sociedad tiene que discutir.