Por: Isaac Said
Este jueves en el Lunario del Auditorio Nacional se presentaron dos artistas con la expectativa de dar un espectáculo tan íntimo y emotivo como sus canciones: Joaquina Mertz, cantante y compositora reconocida por su estilo que fusiona jazz, R&B y trip hop, acompañado de letras introspectivas; y María Centeno, cantautora mexicana, vocalista de La Isla Centeno y reconocida por experimentar con diferentes sonidos y géneros.
Si me preguntan, lograron una cita memorable, pues desde la entrevista que tuvimos con ellas en Influencer, mencionaron que querían hacer que su público viviera una experiencia sin igual, en la que la gente pudiera conectar con las canciones de forma natural y la disfrutara en su totalidad, cosa que sin duda hicimos.
Cuando llegué al recinto, me encontré con un público muy diverso, adultos, jóvenes e incluso adolescentes, cada uno portando un estilo diferente. El ambiente era ameno y relajado. Parecía que estábamos en una reunión de amigos, al ver que casi todos hablaban entre sí, se emocionaban y saludaban con mucho afecto.
La noche la abrió María, saludando a su público, hablando sobre la importancia de dejar las malas energías fuera del concierto para poder disfrutarlo al máximo, y haciendo mención de que sería una noche llena de poder femenino. Algo muy real, pues reconoció que la mayoría de su staff estaba compuesto de mujeres y que ello debiera ser más común, pues desde su perspectiva es algo que no pasa lo suficiente.
“Algo De Verdad” dio paso a un increíble juego entre los instrumentos, las luces y la voz de María. De ahí le siguieron canciones como “Energías Horribles” y “Desorden”, esta última siendo interpretada en dueto con Kirnbauer, primera invitada de la noche.
Antes de interpretar la cuarta canción, “Consolarme”, María se detuvo a agradecer. Mencionó lo importante que es tener personas a tu alrededor que sean ese consuelo para ti en momentos difíciles, te ayuden a estar donde brilla el sol y crean en ti; gesto que aplaudió el público entre sonrisas y gritos.
Posteriormente, llegaron otro par de invitadas: Vera Pedro y Emily Booher, quienes acompañaron a María a cantar “Desconocernos” en una versión con chelo que sinceramente me fascinó.
A lo largo del set también cantó “Un Minuto De Tu Voz”, “Mala” (una de mis favoritas de la noche y que también fue interpretada por primera vez con chelo), “Nada Que Perder” (momento en el que salió Joaquina para cantarla junto a María), “Exagerada”, “No Te Vayas (sin mí)” (otra de mis grandes favoritas), “Enemiga” y “Tarde Para Despedirnos”.
María interpretó una canción inédita. Comentó que no la había grabado nunca y que no planeaba hacerlo, pues quería que fuera una canción especial que solo se pudiera escuchar en vivo. Se llama “Mi Amor Por Ti”, y debo decir que tan solo esta canción habría hecho que la noche valiera la pena. Una joya que de verdad no paro de tararear desde que salí del Lunario y que necesito volver a escuchar lo más pronto posible.



Cuando Joaquina se presentó, la vibra cambió. En comparación al acto anterior, el de Joaquina inició con un mood un tanto más misterioso, con un sintetizador que tocó un acorde hasta introducir la primera canción: “Me Haces Mal”, que en vivo se sintió mucho más inmersiva con la increíble interpretación de Joaquina y los reflectores haciendo que las sombras del escenario dieran la ilusión de un espacio más cerrado.
Siguió con “Conexión”, que me impresionó mucho, pues a pesar de que el público se estaba adaptando al cambio entre María y Joaquina, esta última supo atraparnos mediante su puesta en escena.
Durante “Barcelona” escribí en mis notas sobre el concierto: “R&B del bueno, del que te hace mover la cabeza y hasta querer bailar. Le pone tanta actitud que parece que estoy viendo todo desde dentro del universo donde la canción ocurre”. Y es que creo que eso es lo que disfruté tanto de esta segunda mitad del concierto, pues en canciones posteriores como “Quise Quererte”, “Llévame”, “Geometría” (canción en la que invitó a Luisa Almaguer al escenario), “Mala Suerte”, “2delamorning” o “Andrés”, demostró una versatilidad y cariño a lo que hace, contagiando al público que cantaba, aplaudía y gritaba con cada canción o gesto que hacía Joaquina.
Casi al finalizar su participación en el concierto, Joaquina cantó “Yugular”, que tiene en colaboración con el artista Cuauh. Esta canción de por sí tiene un mensaje político muy claro y se ve que para ambos artistas es especial por todo lo que expresan en ella (recomiendo ampliamente escucharla), pero hubo algo más en esos minutos de canción que me dejó pensando toda la noche. Este momento me pareció casi poético, pues -hace aproximadamente un año- conocí el trabajo de Joaquina mediante esta canción. Pero no es como que la escuche un día en mi casa, sino que había ido a un concierto de otro artista, en el que el acto de apertura era Cuauh, quien estaba acompañado de Joaquina, en el Lunario. Digo que me pareció un momento increíble porque durante su presentación, Joaquina habló de lo mucho que se ha esforzado para estar donde está y haber logrado llegar a este venue. Sentí que es un gran ejemplo de lo que la constancia, el esfuerzo y el amor pueden llegar a crear. La presentación de Joaquina me pareció un absoluto disfrute.
En general, la experiencia fue un 10/10. El trabajo, compromiso y amor se vieron en cada detalle, canción y, en la personalidad de Joaquina y María en el escenario.
Foto de portada: Cortesía Consecuencias
