Por: Isaac Said

El concierto que ofreció este sábado Donovan Morales en el Auditorio BB en la Ciudad de México creó mucha expectativa, pues desde hace un tiempo viene creciendo una base de fans bastante sólida, debida particularmente a su presencia en redes sociales tan íntima y singular, y las presentaciones que ha dado a lo largo del último año.

Donovan es un artista de 28 años que destaca por su increíble voz y talento con la guitarra. Dio los primeros pasos de su carrera hace aproximadamente ocho años con el grupo 11:11, pero logró una mayor exposición al formar parte de la banda Sonsout.

En este tiempo, su propuesta musical ha sido identificada por mezclar diversos géneros, como boleros, rock alternativo, funk, pop o synthpop. Esta versatilidad es acompañada por lo emotivas que llegan a ser sus canciones, tocando temas como el amor, las separaciones o la dificultad de dejar a alguien que no te hace bien, siempre compartiendo su experiencia, mostrándose vulnerable con su público.

Justo esta conexión que tiene con sus escuchas se percibió de inicio a fin en el concierto de este sábado, pues el recinto estaba lleno, y la gente que ya lo esperaba frente al escenario coreaba su nombre y gritaba con mucha emoción al verlo pasar por éste.

Donovan tomó la decisión de dividir su show en tres partes, iniciando con el “preludio”. Lo que más llamó la atención de este capítulo fueron las pantallas que estaban sobre el escenario, con una transmisión en tiempo real de lo que los camarógrafos del auditorio estaban tomando, muy similar a lo que hizo Frank Ocean en sus presentaciones por allá de 2017. Las luces que pintaron el BB de azul y la introducción de su álbum “Iris” dieron lugar a uno de los mejores inicios para un concierto que haya podido presenciar, pues la emoción fue creciendo poco a poco, con canciones de diferentes épocas de su carrera, y que concluyó no después de mucho tiempo para dar paso a la segunda parte del espectáculo.

“La cantina” fue el acto más destacado de la noche. En éste se vio una mesa larga en la que se sentaron invitados y músicos, acompañados de mariachis. Entre los invitados estaban el streamer Roberto Cein, los artistas ILAMIKE, Champ Jr. y Edoardo Leds, con quienes interpretó canciones como “En Cámara Lenta”, “Revolución” y “Como Si Nada”.

En este capítulo, Donovan salió vestido de charro y casi todas sus canciones fueron acústicas, cosa que le dio un plus increíble a temas como “Cuesta (Depresión)”, que todo el público cantó a la par; y “Manzanilla”, una de sus canciones más significativas. Mucho me recordó el trabajo de C. Tangana en su Tiny Desk desde casa.

Algo que todos los presentes recordaremos será la pedida de mano que se dio momentos antes de que cantara “Amar”, tema que fue muy reconocido por la emotiva letra en la que se expresa un cariño muy profundo por una persona.

La última etapa, titulada “ドノヴァン” (“Donovan” en japonés) fue lo opuesto a su introducción, pues empezó con canciones como “Fuego”, que animaron al público y generaron la sensación de que el concierto ya había alcanzado su parte más alta, y tendríamos un final pronto.

En ésta, lo que generó un mayor atractivo -después de las nuevas versiones de algunas de sus canciones- fueron los visuales que combinaban las imágenes del concierto con fragmentos de diferentes animes, como Berserk, Evangelion, entre otros.

Donovan agradeció el hecho de haber cumplido otro sueño junto a las personas que más aprecia tener en su vida. La gente le aplaudió y coreó: “¡Sí se pudo!”, para felicitarlo.

A mi parecer fue un concierto completo, en el que la calidad de conceptos y reinterpretaciones que se vieron fueron muy interesantes y generaron buenas sensaciones entre los asistentes.

Foto de portada: Cortesía OCESA