Por: Aneliz Magaña García, Jacobo Nicolas Palafox Valdes, Jorge Medrano Téllez y María Inés Plata Parra
Este martes, en la Sala de Alta Dirección del Tecnológico de Monterrey Campus Estado de México, la Cátedra Alfonso Reyes junto con Pasión por la Lectura y la Escuela de Humanidades y Educación organizaron un conversatorio tan intrigante como provocador. El título, Humor, Ironía y lo Políticamente (In)correcto en el Quijote, prometía una exploración profunda de la obra maestra de Cervantes desde una perspectiva fresca y contemporánea. El encargado de llevar a cabo esta hazaña intelectual era el aclamado escritor y ensayista Juan Villoro.

El público, una amalgama diversa de eruditos, estudiantes de literatura, amantes de las letras y curiosos culturales, llenó la sala con un zumbido de anticipación. La atmósfera estaba cargada de expectativa, como si se supiera que estábamos a punto de presenciar algo verdaderamente especial.
Entonces, el evento inició con la presentación de los participantes: los profesores José Manuel Suárez y Moisés Villaseñor, así como el invitado especial, Juan Villoro. En la sala, el público se mantenía atento, tomando notas acerca de la historia del dramaturgo, sus más recientes obras y su detallada explicación del Quijote. Había silencio en la Sala de Alta Dirección, es verdad, pero no de aburrimiento o desinterés, sino de concentración, admiración y completo asombro. Como respuesta a las preguntas de los profesores José Manuel y Moisés, Juan Villoro incluía chistes, anécdotas y explicaciones que fueron muy bien recibidas por el público, con risas, aplausos y reacciones de asombro.
Guiada por las intervenciones de los profesores, la ruta del diálogo se fue poco a poco revelando. Juan Villoro compartió datos sobre la icónica obra que, por la reacción del público, no mucha gente parecía conocer. Por ejemplo, que Miguel de Cervantes tuvo una vida tumultuosa marcada por el encarcelamiento. Villoro relató que, tras la quiebra del banco en donde tenía su dinero, metieron a Cervantes a la cárcel por segunda vez y fue entonces que escribió el famoso clásico Quijote de la Mancha. En ese sentido, platicaba Juan Villoro, la vida de Cervantes antes de escribir El Quijote fue crucial para la trama.
A medida que la conversación continuaba, el tema de la ironía, el humor, la locura y la inteligencia, se posicionaron como elementos fundamentales para entender la obra. Villoro explicó que es posible comprender al Quijote como “un loco que está enfermo de literatura” haciendo una crítica a cómo su exceso de cultura lo alejaba de la realidad. Así como también señaló que “la sensatez es más importante que la inteligencia”.
Fue a través de esta reflexión que Villoro comentó que uno de los aspectos más destacados de Don Quijote es su compleja relación con la realidad y la ficción, puesto que el personaje principal, Quijote, oscila entre la locura y la cordura, desafiando las normas sociales y literarias de su época. La novela, apuntó Villoro a modo de puente entre una obra escrita hace más de 400 años y el presente, aborda temas universales como la melancolía y la naturaleza humana, todo ello envuelto en un tejido de humor, ironía y reflexión profunda.
Entre preguntas, aplausos y risas, Villoro compartió que Don Quijote de la Mancha es más que una novela; es un hito en la historia literaria. Nos explicó con una forma clara, amigable y serena que Cervantes introdujo una nueva forma de narrativa que desafió las convenciones de su tiempo. A raíz de la intervención de Suárez y Villaseñor, Villoro mencionó que la obra “es una metaficción que se autoreflexiona y cuestiona su propia existencia”, jugando con la idea de que el autor del relato fue un árabe y que Miguel de Cervantes fue, más bien, el traductor de una historia que ya existía.
Así, el conversatorio en torno a la obra, fue construyendo un camino de análisis y reflexión. A través de la ironía y la autorreferencialidad, Cervantes desafió las expectativas del lector y estableció las bases para la novela moderna, aspecto que reveló uno de los grandes elementos no sólo de la obra, sino de la forma de entender a la literatura, puesto que Villoro enunció “toda literatura es colectiva”, siendo que nos nutrimos de las historias que nos rodean, así como El Quijote fue resultado de diálogos e intercambios culturales.
Eventualmente, el micrófono se abrió para permitir la interacción con el público por medio de comentarios y preguntas; lo que realmente destacó fue la reacción de la sala. Cada revelación de Villoro era recibida con risas contagiosas y murmullos de asentimiento, como si cada observación resonara en la experiencia personal del público. Las bromas y los juegos de palabras provocaron carcajadas que llenaron el espacio, creando un ambiente de camaradería intelectual que se extendió por todo el lugar.
Sin embargo, no todo fueron risas. Hubo momentos de reflexión profunda, cuando Villoro abordaba las cuestiones éticas y sociales planteadas por la obra de Cervantes, especialmente en lo que respecta a la representación de ciertos grupos marginados. Villoro mencionó que, es así como El Quijote nos da una lección de tolerancia y esperanza. De esta manera, los momentos silenciosos fueron igualmente poderosos, demostrando la capacidad del autor para generar debate y autoevaluación en su audiencia, quienes hacían anotaciones y prestaban toda su atención a cada respuesta.
Por lo tanto, a partir de su visita al Campus, Villoro nos recordó que la obra de Cervantes es un testimonio de la capacidad humana para encontrar la libertad y la creatividad incluso en medio de las circunstancias más adversas. No solo brindando una mirada profunda sobre la condición humana, sino señalando que también es una lectura que nos invita a cuestionar nuestras propias percepciones de la realidad y la ficción. Juan Villoro nos demostró que Don Quijote de la Mancha sigue siendo relevante en la actualidad, no solo por su ingenio y su profundidad, sino también por su capacidad para desafiar las convenciones literarias e inspirar a generaciones de lectores a explorar los límites de la imaginación y la creatividad.

Fue así, que en esa tarde memorable, el Quijote cobró vida de una manera nueva y emocionante, gracias a la brillantez y el humor de Juan Villoro. Y aunque la conferencia había llegado a su fin, las risas y reflexiones que se generaron resonarían en las mentes de los presentes mucho después de que las luces de la Sala de Alta Dirección se apagaran.
Foto de portada: Nicolas Postiglioni
