Nyotaimori, el costo de una vida de ‘ensueño’

Por: Luis Lugo

La comedia teatral Nyotaimori llega este otoño a la colonia Condesa en corta temporada. Te comparto más detalles a continuación.

La encargada de dirigir y darle vida a la profunda y poderosa historia original de la canadiense Sarah Berthiaume, es la reconocida actriz y directora mexicana Anilú Pardo, quien nos presenta las vidas de siete personajes que lidian con problemas -normales- de la adultez, pero que se conectan a través de un mismo padecimiento: la lucha constante por conseguir el éxito y el poco reconocimiento que reciben a nivel laboral y personal.

Nyotaimori es la práctica (deplorable si me lo preguntan) de comer sushi directamente del cuerpo desnudo de una mujer. De este ritual japonés parte el viaje emocional por el que nos embarca Anilú, una completa protesta social que profundiza en el machismo, el consumismo y el clasismo. Un recorrido que va desde la tristeza hasta la ansiedad, y remata con toques de humor ácido; en combinación con una crítica constante a la explotación del trabajo y a los límites que sobrepasan los seres humanos con tal de poder tener la vida de sus sueños.

Al principio se nos relata la vida de un mercadólogo -interpretado por Rolando Breme– entrevistado por una periodista -representada por Margarita Lozano– a quien le platica acerca de su nuevo lanzamiento, un producto que promete solucionar la vida de las mujeres y que, claramente, es creado a partir de sus propios sesgos machistas. Conforme avanza la historia, se presenta a Priya Patel -personaje interpretado por Aleyda Gallardo– una obrera explotada para confeccionar las piezas de dicho producto. Así como esta historia, se plantean otras que debaten sobre el privilegio existente o nulo de las clases sociales y el sistema económico de nuestro país.

En temas técnicos, la obra se lleva un premio a la sobresaliente dirección actoral y al arduo trabajo del cast que le da vida a diversos personajes con una historia distinta, he aquí el alto grado de complejidad en la actuación. Por otro lado, el simbolismo que se la da a objetos cotidianos, como a un brasier y a un coche, es de reconocerse, ya que solo se necesitan de ambos para desarrollar los temas cruciales de los que se habla; aunado a la propuesta multimedia que tiene tres pantallas como apoyo al desarrollo de la historia y que a través de ellas se nos presenta a un personaje.

Nyotaimori más que una obra, es un espacio de reflexión, recomendada particularmente para les freelancers y quienes estén pasando por la crisis de los 30.