Por: Salma Gómez

Hoy, 28 de junio de 2019, es momento de celebrar y anticiparse para una gran fiesta, pues se conmemora el Día Internacional del Orgullo LGBT+ y, mañana, miles de personas en todo el mundo harán que sus ciudades retumben, palpiten y festejen la riqueza de la diversidad.

Para brindar un poquitín de contexto…

Si se preguntan por qué se conmemora el Orgullo LGBT+ el 28 de junio de cada año, es pertinente viajar en el tiempo y situarnos en el año 1969. Fue hace 50 años cuando un valiente grupo de personas, pertenecientes a una comunidad marginada de Greenwich Village, Nueva York conformada por homosexuales, lesbianas, drag queens, transexuales, etc., se sublevó por primera vez. Un día como éstos, personas que habían sufrido un constante maltrato por parte de la policía, decidieron que era suficiente. Basta ya, fue su sentir. Basta de aquella denigración provocada por el tacto violento de las autoridades cuando trataban de comprobar si los rasgos superficiales de las personas coincidían con aquello que había debajo de sus vestimentas, sin preocuparse de su privacidad e intimidad. A un año de la rebelión, la comunidad comenzó a manifestarse y, es a partir de este punto que, se inicia una tradición.

Cartel de la 41 Marcha del Orgullo LGBTTTI de la Ciudad de México / Comité IncluyeT
Cartel de la 41 Marcha del Orgullo LGBTTTI de la Ciudad de México / Comité IncluyeT

En México, está por celebrarse la marcha número 41, bajo el lema: “Ser es resistir”, inspirado en el baile de los cuarenta y uno, un evento ocurrido en 1901, en el que detienen a 41 homosexuales provenientes de las familias más nice en México y quienes, en su mayoría, se encontraban vestidos de mujer. Se dice que, en realidad, la cantidad de hombres detenidos, fueron 42; sin embargo, dentro de este grupo, se encontraba Ignacio de la Torre, yerno de Porfirio Díaz, y para evitar un súper escándalo, se ordenó que la cifra se mantuviera en 41.

Para esta época, la comunidad LGBT+ en nuestro país ya llevaba 13 años saliendo a las calles en búsqueda de respeto. La primera marcha gay en la Ciudad de México se considera fue un 2 de octubre de 1978 y sólo contó con la participación de menos de 100 personas, aproximadamente .0005% de aquellos que asisten hoy en día al Ángel de la Independencia para apoyar.

En búsqueda de respeto, no de tolerancia

Tras platicar con distintas personalidades de la comunidad LGBT+ o que apoyan a este movimiento, me di cuenta de un patrón recurrente en cuanto al efecto que tiene la palabra tolerancia en ellas, el cual se aleja del significado que, probablemente la sociedad “ajena” a esta colectividad, le brinda o espera. Menciono esto, ya que tras décadas se ha mantenido la idea de que el deseo más grande de la Comunidad es la tolerancia y, aunque la Real Academia Española la define como “respeto a las ideas, creencias o prácticas de los demás cuando son diferentes o contrarias a las propias”, algunas personas difieren tanto con la definición, como con la creencia colectiva.

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Manu NNa en el TEC Estado de México

Un ejemplo de ello es Manu NNa, primer standupero abiertamente homosexual, pues de acuerdo con el artículo “La homofobia se diluye con información: Manu NNa” de Publimetro publicado en 2017, no tiene una buena relación con la tolerancia. El comediante, en una entrevista realizada después de brindar una conferencia en el TEC Estado de México, mencionó que esta palabra no le agrada, pues, para él, tolerar es aguantar algo que no te gusta.

Esta respuesta coincide con la visión de Roberto Alcántara, expresidente del grupo de diversidad HUMANO en Campus Estado de México, así como con la del también expresidente del grupo estudiantil PRIDE en Campus Ciudad de México, Luis Uribe. Por un lado, Roberto no es fan de la palabra, ya que al igual que Manu NNa, a él le enseñaron que toleras algo que te molesta y, por lo tanto, considera que el tolerar a una persona significa que no la estás respetando completamente, sino que sólo la dejas existir sin aceptarla tal como es. Por otro lado, Luis Uribe hace hincapié en que la tolerancia no es lo mismo que el respeto y que todo se reduce a la educación e ir poco a poco visibilizando las distintas formas de diversidad que existen.

Después de estas entrevistas, esta palabra tomó un significado diferente para mí. Regularmente, la palabra tolerancia cargaba una connotación positiva en el contexto en el que me movía. Desde kinder, la tolerancia suele ser uno de los primeros valores que te enseñan. “Hay que ser tolerantes con aquellos compañeros que son distintos, hay que ser tolerantes con aquellos que tienen ideas que no concuerdan con las tuyas, hay que tolerar a aquellos que actúan de manera ‘diferente’.”- nos decían los maestros, en un tono cantado para posiblemente suavizar el mandato.

Lo que pasaba o sigue pasando, es que nos mencionan que todos somos diferentes, que todos somos diversos y que esto no se reduce solamente a una preferencia sexual o al género con el que nos identifiquemos. Y… lo más alarmante, es que nosotros tampoco nos damos cuenta y llegamos a responsabilizar a terceros por nuestras acciones y formas de pensar, cuando estamos hablando del regalo de tener una vida y pensamiento propio. Considero que la comunidad LGBT+ no tiene una buena reacción ante la palabra, pues muchas de las acciones que se han tenido hacia ella, y que aún prevalecen, no reflejan lo que un diccionario define como tolerancia, es decir, respetar.

Más allá de lo que nos enseñaron en casa o en la escuela, lo cual reconozco genera un gran peso en nuestra manera de actuar, tenemos la oportunidad de decidir qué valores y principios rigen nuestro comportamiento. Nacemos con el goce de razonar y con la posibilidad de vivir la vida como nosotros la añoramos. Si esto es algo muy personal, ¿por qué tratar de moldear el derecho que tiene otra persona de decidir sobre su cuerpo, de expresar su sexualidad, y de algo que me parece es lo más importante: amar y a quién amar?

Es válido que algo no te guste, es válido no sentirse cómodo con ciertas creencias y maneras de vivir de gente a tu alrededor; sin embargo, hay que considerar que todos poseemos una peculiar forma de pensar y, considero, la mayoría buscamos un respeto hacia esta misma. Sabemos que la victoria aún no está ganada y que hay camino por recorrer. Como comenta Manu NNa: “Ahí vamos…”, como menciona Roberto: “Es un avance lento…”, pero como también expresa Rhoma Queen, quien lleva ocho años haciendo drag y once años como activista LGBT: “ya no persiste la misma cerrazón de hace un par de años”.

Marcha del Orgullo LGBTTTI en la Ciudad de México / Twitter
Marcha del Orgullo LGBTTTI en la Ciudad de México / Twitter

Afortunadamente, cada vez se hace más posible que en el día a día se lleve el orgullo de la diversidad en alto y no sólo cada 28 de junio. Sé que poco a poco nos estamos dando cuenta de que todos, sin excepción, somos parte del espectro diverso de la vida.

Hablando desde el corazón y teniendo un pensamiento optimista, sé que podemos descubrir la inmensa riqueza que yace en nuestra diferencia. No busquemos tolerar, busquemos respetar. No busquemos controlar, busquemos amar. Busquemos nuestra propia felicidad, celebrando la de los demás y siendo conscientes de que todos somos diferentes.

En lugar de un “ahí vamos…”, logremos un “¡llegamos!.

 

Foto de portada: Jasmin Sessler